Recorriendo Venecia: La Pala d’Oro.
En el interior de la basílica de San Marcos, uno de los puntos de mayor atracción y que más interés suscitan es la Pala d’Oro.
Después de esperar una larga fila, conseguimos entrar en la basílica de San Marcos. Nuestra primera impresión fue de oscuridad. Al ser un templo del siglo IX, no tiene la luminosidad de las catedrales góticas que florecieron por Europa tres siglos después.
Cuando nuestros ojos se adaptaron, descubrimos fascinados unos altísimos techos cubiertos de mosaicos dorados con figuras de apóstoles, santos y ángeles.
El suelo tampoco tiene desperdicio. Hay muy bonitos dibujos realizados con diversos tipos de mármoles. Son azedrezados, con figuras geométricas y vale mucho la pena detenerse a contemplarlos. Espero que en las últimas inundaciones por el Acqua alta, cuando en el agua entró ampliamente en la basílica, no hayan sufrido un daño irreparable.
Desde la entrada nos dirigimos directamente en busca de la Pala d’Oro. Tras una nueva cola, conseguimos acceder a la parte trasera del altar mayor. Justo en la entrada, me agradó encontrar al apóstol Santiago dándonos la bienvenida. Fue un motivo especial de alegría porque, como sabéis, por él tengo una especial atracción.
La Pala d’Oro es un retablo que se encuentra justo detrás del altar mayor. “Pala” significa “retablo” en italiano. Es una obra artística especial puesto que, básicamente, es una enorme pieza de joyería.
La Pala d’Oro es una obra compleja de orfebrería que fue realizada en el siglo X. Iniciada en la época bizantina, es una de las obras más refinadas y jamás antes logradas con la técnica de esmalte.
El retablo es un rectángulo que mide 2 m de alto por 3 m de ancho. Está elaborado con oro y plata y tiene 186 placas de pintura esmaltada. Está lleno de filigranas, detalles y multitud de piedras preciosas. Además, la tabla está decorada por ambas caras.
En el centro de la Pala d’Oro destaca especialmente el Pantocrator. Es decir, la representación de Cristo sentado en su trono y que mantiene con la mano izquierda el libro con las sagradas escrituras mientras que levanta la mano derecha para bendecirnos. El Pantocrator es una representación muy habitual de las iglesias románicas y bizantinas. Suele estar enmarcado en un óvalo.
En la parte de abajo de la Pala d’Oro hay varias líneas de imágenes esmaltadas. Algunas de ellas ilustran la vida de San Marcos.
Se sabe que la obra original fue encargada por el dogo de Venecia a los artesanos de Constantinopla en el año 976 . En los años posteriores, la obra fue creciendo y se le añadieron diversos paneles. En el año 1345, el orfebre Giovanni Paolo Bonesegna completó la Pala d’Oro que podemos ver en la actualidad, haciéndole un marco dorado estilo gótico. También le añadió varios esmaltes y un gran número de perlas y piedras preciosas.
Cuando digo que la Pala d’Oro es una gran joya en si misma, me refiero a que tiene un total de 1927 piedras preciosas y 526 perlas.
Los tipos de piedras preciosas que encontramos en el retablo son: 255 zafiros, 320 esmeraldas, 175 ágatas, 183 amatistas, 75 rubíes, 16 cornalinas, 34 topacios y 13 jaspes.
Espero que os haya gustado la descripción de esta obra de arte original. A mi me resultó curiosa puesto que estoy más acostumbrado a los retablos de las iglesias con unas dimensiones muchísimo más grandes, mientras que este es mas un trabajo de de filigrana y joyería.












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