Recorriendo las calles palermitanas.

Cuando salimos de San Giovani degli eremiti nos adentramos por las callejuelas de Palermo, para ver cómo vive realmente la gente en esta ciudad. Callejeando, en algunos puntos pasamos un poco de miedo, lo reconozco, porque es una ciudad un tanto caótica. En el desorden hay un orden, como en la foto de la tienda.

Palermo tiene un millón de habitantes. Hay un montón de motos, bicis, cochecillos viejos, carromatos que en cualquier momento pasan a tu lado.

El centro histórico está un poco descuidado. Las fachadas sin arreglar y los suelos muy irregulares. Hay que tener cuidado donde pisas porque en cualquier sitio puedes encontrar un chaco, un hueco o un escalón.

Comprobamos que muchas de las viviendas cuentan con una terraza, pero estas son muy livianas, un pequeño tablón que soporta muy poco peso. Yo creo que los utilizan para poner solo plantas y colgar la ropa a secar.

En algunas esquinas hay pequeños altares. Esta costumbre es ancestral pues era común de los antiguos romanos en sus calles.

Cubren las terrazas con lonas para evitar que se moje la ropa colgada.

Curiosa lápida de mármol incrustada en la fachada de una casa restaurada en la que se inscriben las antiguas medidas y su correlación con el sistema métrico decimal.

Bajo el dominio español se construyeron muchas iglesias y pequeños oratorios de estilo barroco. Entre ellas está la iglesia de Santa Maria della Pieta del siglo XVIII.

Por la cantidad de templos católicos, parece que son muy religiosos los sicilianos. Santa Rosalía es la patrona de Palermo, pero esta utilización política me disgustó.

Ya atardeciendo nos adentramos en el mercado Ballaró. Pequeñas callejuelas donde cualquiera expone lo que quiere vender.

Algunos negocios parecen llevar algo mas de tiempo instalados. Pero todo muy cutre.

Algunos lugares donde comer, con mesas cubiertas con manteles de tela de saco con grandes manchas. Nos pareció un poco repugnante y exótico a la vez.

Cenamos en Bistrot, no aporto fotos porque nos desilusionó mucho este restaurante que, sin embargo, está catalogado muy bien en Tripadvisor. Pero yo no lo recomiendo. De esta experiencia saqué una conclusión: Si un lugar tiene varios pésimos entre sus críticas es poco recomendable, aunque tenga una buena valoración en global.

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