Italia no sólo es sinónimo de buen café, buenas pizzas, sabrosas pastas y hermosas playas.


Italia es sinónimo de buen café, buenas pizzas, sabrosas pastas, habitantes encantadores, fútbol, hermosas playas, naturaleza desbordante y mucho más.

Es imposible visitar Italia una vez y no desear volver. Siempre va a quedar un sabor a poco, siempre se va a hacer necesario volver para visitar un paisaje, probar una comida o admirar esa escultura que no pudimos ver en nuestro viaje anterior.

Fueron muchos los grandes escritores, escultores y pintores que han dejado su huella para que la saboreemos, como para poder resistir el reto. Este país, el más difícil de clasificar por su gran diversidad, tiene en cada rincón algo que descubrir.

Al norte, ellago Como y Milán serán las visitas imprescindibles, que acogen a estrellas y viajeros de todo el mundo. Más al este, Venecia será el paraíso de los románticos.

Continuando hacia el sur, Florencia y Pisa serán las anfitrionas perfectas para descubrir la magnífica historia del país y sus monumentos emblemáticos.
Leer también:  Italia país de una naturaleza extraordinariamente variada y un rico medio ambiente.
Roma, capital caótica pero romántica y niña buena, se visita principalmente a pie. No dejarás de ver la Fontana de Trevi, el Coliseo así como el Vaticano y su sublime capilla Sixtina.

Todavía más al sur, encontrarás la dulce insolencia de Nápoles, con su anarquía, su gastronomía divina, sus playas, y una costa magnífica y, por supuesto, las ruinas de Pompeya y el Vesubio. Enfrente, haz un desvío hacia la isla de Capri, pequeña joya del Mediterráneo.

Al este, en la región de Apulia, encontramos una Italia más auténtica, ¡con sus cálidos italianos y una gastronomía tradicional!

No dudes en aventurarte en las pequeñas aldeas, como las de Trani u Otrante que unen buen ambiente, cultura y gastronomía, todo a la orilla del mar.
Italia no sólo es sinónimo de buen café, buenas pizzas, sabrosas pastas y hermosas playas.Twitta

Un poco más hacia el interior, podrás maravillarte con Ostuni o incluso con Alberobello y sus trullos.

Por supuesto, no olvidaremos las grandes islas que forman parte de Italia.

La isla de Cerdeña, pequeña pepita de oro del Mediterráneo que, gracias a su posición estratégica, ha sufrido numerosas influencias.

Y finalmente Sicilia, con sus playas de ensueño, su gastronomía y sus habitantes que convierten el viaje en algo inolvidable.



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